Madeira – un paraíso de belleza natural
Situado en el océano Atlántico a la misma latitud que Casablanca, el archipiélago está formado por Madeira, Porto Santo y una serie de pequeñas islas, Desertas y Selvagens, habitadas únicamente por un equipo de guardas del Parque Natural.
Madeira es uno de los destinos más bellos de Europa, al que regresan miles de turistas año tras año.
Madeira tiene un clima cálido todo el año, una flora y una fauna maravillosas, increíbles piscinas naturales excavadas en rocas de lava, impresionantes acantilados con vistas al océano y pueblos encantadores…
Es uno de los destinos vacacionales más seguros, por lo que no es de extrañar que las Islas Madeira sean consideradas repetidamente como el mejor destino insular del mundo.
A todo esto hay que añadir las impresionantes vistas y la famosa gastronomía de Funchal. El nombre de la ciudad principal deriva del hinojo, que cubre densamente la isla.
Su gastronomía, refleja el alma de un pueblo sencillo pero generoso. Puede encontrar una gran variedad de productos locales, así como una amplia gama de recetas, internacionales y gourmet.
Y luego está el vino… este «néctar de los dioses», uno de los símbolos de la isla de Madeira, es apreciado en todo el mundo. Elegido para celebrar el Día de la Independencia de Estados Unidos el 4 de julio de 1776, mencionado por Shakespeare en algunas de sus obras y admirado por reyes, príncipes, generales y exploradores. Las uvas de Madeira se recogen a mano en pequeñas parcelas, conocidas como «poios» (terrazas), sostenidas por muros de tierra en las laderas de las montañas, a menudo de difícil acceso. El suelo y el clima únicos de Madeira, el proceso de producción y el tipo de uva han contribuido a la inigualable distinción del vino de Madeira a lo largo de los años.
Para los visitantes más aventureros, las oportunidades son infinitas, con mucho que elegir: paseos en levada, senderismo de montaña, navegación, observación de delfines y ballenas, buceo, pesca deportiva, descenso de cañones, surf y parapente.
Porto Santo es la más pequeña de las islas habitadas, una isla dorada, bañada por un mar turquesa y donde reina la paz y la tranquilidad, es todo lo que necesita para unas vacaciones verdaderamente relajantes.
Esta isla atlántica cuenta con 9 km de arenas doradas ideales para tomar el sol y nadar. Aquí la salud y el bienestar van de la mano, ya que, además de sus aguas cristalinas, sus arenas tienen raras propiedades terapéuticas.
La arena es blanda y fina y está formada principalmente por carbonato cálcico en forma de calcita, que tiene cualidades térmicas especiales.